martes, 6 de febrero de 2018

Punto de partida prácticas

El siguiente reto que se nos plantea es enfrentar a una clase de ELE real.  En la parte de prácticas, se nos brinda la oportunidad de asistir a una clase de una academia de español para observar e impartir clases a alumnos extranjeros. Por suerte, ya cuento con cierta experiencia en mi historia laboral de cara a dar clases presenciales a estudiantes de español. No obstante, el hecho de encontrarse solo delante de desconocidos a los que tienes que instruir siempre es una situación intimidatoria o, al menos, incómoda.

A la hora de resaltar mis fortalezas de cara a estas prácticas, probablemente lo primero que destacaría sería lo ya comentado: mi anterior experiencia. Gracias a ella, espero no estar nervioso durante el proceso lectivo. He vivido diversas experiencias, tanto positivas como negativas, en mis años de docente y espero estar preparado para distintas situaciones que se puedan suceder.

Considero que, como profesor, soy una persona muy comunicativa, que sabe expresar y compartir sus conocimientos, de forma que estos llegan de forma clara a los alumnos. Además, creo que soy una persona abierta y paciente, que no tiene problema en repetir un contenido en varias ocasiones, así como en encontrar estrategias alternativas para la explicación cuando esta no se entiende en primer lugar.

De acuerdo al feedback recibido en clases anteriores, puedo estar tranquilo en ciertos aspectos de la didáctica. Entre ellos, destaca la capacidad de crear ejemplos que ilustren bien el tema tratado.

Por el contrario, es muy probable que encuentre situaciones comprometidas, dificultades y problemas que no sepa resolver. Es prácticamente imposible predecir todos los casos que se pudieran dar en el aula, sin embargo, he de reconocer ciertas carencias y preocupaciones a nivel didáctico.

Durante mis clases preparativas nos han enseñado la importancia de mostrar los distintos aspectos socioculturales que pueden aparecer en el aula. Aun así, siendo consciente de la realidad en la que vivimos, no es tan extraño encontrar alguien que discrimine a otra persona. Personalmente, soy una persona que acepta a todas las personas sin importar su procedencia, creencia u orientación sexual. Siempre intento crear buen ambiente en las clases. Sin embargo, no sé cómo actuaría ante una situación conflictiva entre alumnos que se nieguen a comunicarse o interactuar entre ellos. Creo que optaría por obligarles y si alguien no se siente cómodo en mi clase, sería libre de abandonarla. Pero esta decisión no es tan sencilla en esta ocasión, pues estaré en un centro como practicante y deberé acatar las normas que los jefes me impongan.

En general me siento bastante cómodo con mis conocimientos lingüísticos del español. A pesar de ello, me es imposible obviar la duda de si saldrá alguna pregunta de gramática o léxico realmente difícil de responder para un hablante de español nativo. En ese caso, imagino que la solución sería no tener miedo a decir que algo no se sabe, apuntar la duda e informarse posteriormente.

Otra pequeña duda que me surge es la evaluación. Por fortuna, no creo que durante los días que sea profesor en la academia tenga que hacer evaluaciones definitivas, pero sí que me tendré que corregir ciertas tareas y actividades. Considero que la formación recibida durante estos meses es suficiente para enfrentarme a este reto, pero siempre queda la duda de si la corrección y la evaluación va ayudar más que perjudicar. ¿En qué me centro en cada momento?, ¿cómo de rotundo soy en las evaluaciones y el feedback? Por mi experiencia espero poder resolver estas cuestiones en el momento clave. Pero siempre habrá que recurrir a la reflexión para comprobar si se hizo lo correcto y mejorar en la próxima ocasión.

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