lunes, 29 de enero de 2018

Informe de prácticas de observación

Introducción
Este trabajo ha sido realizado por tres estudiantes de primero de máster de Formación de Profesores de Español como Lengua Extranjera, Ismael Bernabé, Maurizio Salvatore Idili y Francisco Javier Cano Mora. La introducción y el cuerpo del trabajo han sido realizados de forma grupal. En cambio, las conclusiones son individuales. El estudio consistió en la observación de clases de español para extranjeros (ELE) de forma presencial. En él, se llevó a cabo un análisis de un total de 18 horas de observación en dos centros de idiomas de la ciudad de Barcelona (España). En el transcurso de las clases, se clasificaron datos referentes a las actividades impartidas, sus objetivos, las diferentes dinámicas de desarrollo, la posición del profesor, el tiempo empleado y anotaciones relevantes sobre lo observado. Las observaciones, por tanto, se centraron en la toma de notas de estos aspectos durante el desarrollo de cada una de las sesiones de lengua española para extranjeros. A lo largo de este trabajo, se agruparán todos los datos adquiridos con el objetivo de analizarlos desde un punto de vista académico, para que sirvan como instrumento de reflexión y mejora para nuestras capacidades de enseñanza de ELE.
Elección y justificación del tema: objeto de estudio
El hecho de poder analizar desde una perspectiva académica las clases de un profesor de español para extranjeros fue una oportunidad única para poder adquirir conocimientos,  aprender y mejorar nuestras capacidades de enseñanza. Por ello, quisimos sacar el máximo rendimiento centrando nuestro objetivo de análisis en las dinámicas. Esto conlleva a observar y analizar no solo los trabajos que se llevan a cabo, sino la forma en la que se desarrollan, así como su finalidad. Además, permite comprobar el impacto que causan en el aprendizaje, dependiendo del nivel lingüístico, la motivación, adaptación cultural y percepción del mundo de los distintos alumnos. Por tanto, el principal punto de interés para el estudio, fue la resolución de la pregunta referente a cómo las distintas actividades y dinámicas afectaron en la fluidez y evolución de la clase en general, y al aprendizaje de los alumnos en particular.
Como se verá más adelante, los apuntes se estructuraron atendiendo a una clasificación que se ajustara a responder a la pregunta planteada. Para ello, se consideró imprescindible no solo centrar el estudio en los datos generales, sino que se analizaron características de las clases de ELE, tales como el tiempo, los enfoques, la posición del profesor o las herramientas utilizadas, entre otras. Todas estas particularidades no pueden ser obviadas en el estudio, ya que repercuten directamente en todo el desarrollo de la actividad y de la clase, así como en la actitud de los alumnos hacia el idioma. Toma especial importancia la información recabada sobre los objetivos de las actividades, pues todo el proceso de la actividad, desde su creación hasta su ejecución, se basará en cumplir esa meta, teniendo siempre en cuenta el nivel y los conocimientos previos de los estudiantes.
Contexto de las observaciones
Las observaciones tuvieron lugar en dos escuelas de idiomas en la ciudad de Barcelona. En primer lugar, se asistió al centro International House, con un total de 12 horas, repartidas en 3 sesiones de 4 horas cada una. La segunda clase se impartió en la Escuela Mediterráneo. Esta última consistió en un total de 6 horas repartidas en 3 sesiones de 2 horas. De las observaciones realizadas en las dos escuelas, se analizará, por un lado el nivel de referencia del curso (en ambos casos nivel A2), el papel de los alumnos y su procedencia y, por otro lado, los aspectos referentes al aula: materiales, el manual utilizado en el curso y el horario seguido.

Primera semana: International House


En International House (IH) el curso al que se asistió como observadores fue una clase de español elemental A2. El primer día de observaciones coincidió con el inicio del curso, de hecho, el grupo todavía no se había formado y los alumnos iban incorporándose a clase a medida que iban pasando los tests de niveles previos. La clase estuvo formada la mayoría del tiempo por 9 alumnos con edades comprendidas entre los 20 y los 40 años, de nacionalidades diversas (Japón, China, Suecia, Alemania, Brasil y Hungría). De todos ellos, algunos acumulaban menos horas de aprendizaje de español que otros, debido a diferencia de horarios y cursos a los que habían asistido.
En cuanto al espacio físico del aula, era lo suficientemente grande como para albergar a un grupo de unos 15 alumnos. La disposición de los pupitres formaba una «U» delante del profesor. Los observadores se situaron juntos en el fondo de la clase, detrás de los estudiantes. El aula disponía de diversas herramientas que complementaban la enseñanza del profesor, tales como una pizarra blanca para rotuladores, un ordenador con proyector, unos altavoces, una mesa del profesor y varios pósteres con enseñanzas didácticas colgados en las paredes laterales.
Por último, el libro utilizado en la clase fue Aula 2 (Nueva edición) de Corpas, Garmendia y Soriano (2013). Durante los tres días de sesiones se trabajó la unidad 2, además de otras actividades no presentes en el método. En cuanto al horario de las sesiones, fue de mañana, durante cuatro horas, con un descanso de media hora tras las dos primeras.

Segunda semana: Escuela Mediterráneo

La segunda sesión de observaciones tuvo lugar en la Escuela Mediterráneo. Aquí también se impartieron clases de nivel A2 y algunos alumnos acumulaban más horas de estudio de español que otros, debido a que algunos de ellos participaban en clases intensivas de conversación y de gramática. Por tanto, el número de alumnos variaba de acuerdo a esas clases adicionales. La edad de los aprendientes estaba comprendida entre los 19 y los 50, pero la mayoría eran jóvenes de hasta 30 años. Su procedencia era también muy heterogénea. Se encontraban alumnos procedentes de Paises Bajos, Francia, Pakistán, Rusia, Austria, Líbano y Brasil.

El aula, donde se impartían las clases, se extendía horizontalmente en forma de rectángulo estrecho. Los alumnos se situaban en una única línea de pupitres frente a la profesora. Los observadores se situaron en la entrada de la clase, es decir, junto a la puerta de entrada, en uno de los extremos del rectángulo que formaba la clase. Los pupitres eran individuales. Al igual que en las observaciones anteriores, había una pizarra blanca, rotuladores de pizarra, un ordenador, un proyector y altavoces, además de pósteres educativos que decoraban las paredes. Junto a ellos, colgaban de las paredes trabajos que habían realizado en actividades anteriores, puesto que de esta forma, parafraseando a la profesora, se promueve el aprendizaje de los contenidos didácticos estudiados y, así, podían servir de consulta en cualquier momento.
El libro utilizado fue Aula 1 (nueva edición) de Corpas, García y Garmendia (2013). Este libro estaba dirigido para niveles básicos de A1 pero, a pesar de que el curso era un A2, la profesora indicó que los alumnos necesitaban retomar ciertos temas para consolidar algunos conocimientos gramaticales y lingüísticos. Además de seguir el plan docente del manual, se realizaron gran cantidad de actividades ajenas al libro. Las tres sesiones observadas se realizaron al medio día y cada una de ellas constaba de dos horas de clase y un descanso de 15 minutos pasada la primera hora.
Fichas y descripción
La recogida de datos se realizó mediante su anotación en unas parrillas elaboradas previamente a las observaciones. Las parrillas fueron completadas por cada uno de los observadores de forma individual y subjetiva. Por este motivo, el número de actividades y las anotaciones podrían variar levemente de una muestra a otra. Cada uno de los informes queda reflejado en el Anexo de este trabajo.
El documento reflejaba una tabla de 6 columnas y cinco filas por cada cada página. Los datos que se recogieron fueron los siguientes: actividad (término utilizado para hacer referencia al trabajo realizado en clase), objetivo, dinámica, posición del profesor, tiempo y observaciones. Debido a la longitud de la información recogida, se necesitaron varias hojas, de modo que los datos recogidos de algunas actividades podrían empezar en la primera hoja y terminar en la segunda. A continuación se muestra un ejemplo representativo de la tabla (Anexo):

Actividad
Objetivo
Dinámica
Posición del profesor
Tiempo
Observaciones








En la primera columna se recopilaron los tipos de actividades que el/la profesor/a llevaba a cabo (warmer, rompehielos, ejercicios de machaque, etc.). En la segunda columna se señaló el objetivo de cada actividad. En la siguiente columna se recogieron los datos sobre las dinámicas con la que se desarrollaban estas actividades (en parejas, en grupo, clase abierta, individual). A continuación, se analizaba la posición del profesor durante el desarrollo de las actividades. Al finalizar la actividad se tenía en cuenta su duración, que también quedó reflejada. Por último, se añadieron observaciones adicionales.
Análisis de las observaciones
Tras haber definido el objeto de estudio y haber presentado el desarrollo del trabajo, procedemos ahora a analizar los datos recabados de forma conjunta. Este análisis fue una puesta en común de todos los datos recogidos por los tres observadores, por lo que aquí se presenta es un análisis conjunto de los resultados de las tres fichas, realizadas individualmente.

International House

Por lo que a la IH respecta, teniendo en cuenta los datos de los tres observadores, el total de actividades recogidas fue aproximadamente de 48. Es un dato relativamente importante, ya que de ahí extrajimos distintos datos y analizamos las dinámicas con que se desarrollaron dichas actividades. El número medio de actividades llevadas a cabo por día fueron alrededor de 14, las cuales estaban compuestas básicamente por ejercicios y tareas. Algunos de ellos destacaron por su especificidad o importancia académica.
Como ya se ha mencionado anteriormente en el apartado 3, la primera clase observada coincidió con el inicio del curso. El profesor propuso una actividad de rompehielos, en clase abierta, para conocer a los nuevos aprendices y para que se conocieran entre ellos. Con esta técnica, el profesor se asegura que los alumnos se encuentren con un ambiente propicio para el trabajo.  Sucesivamente, se llevaron a cabo otras pequeñas actividades y ejercicios para conocerse entre todos: a partir de un ejemplo que proponía el profesor, los alumnos iban formulando preguntas e interactuando entre ellos. En general, las dinámicas adoptadas solían tener este procedimiento: primero, la actividad se proponía de forma individual; luego, se compartían las opiniones o resultados en parejas; y, por último, se hacía una puesta en común en clase abierta. El profesor, durante el desarrollo de las actividades de rompehielos también se involucraba en la clase, es decir, también participaba en la actividad que proponía. Por ejemplo, si se trataba de describir la ciudad de procedencia de cada alumno, el profesor describía primero su ciudad para que los demás tuviesen un referente a partir del cual comenzar su discurso individual.
Las actividades, en determinadas ocasiones se realizaban en grupos de tres miembros, pero la mayor parte del tiempo se desarrollaban en parejas, a excepción de un grupo de 3 miembros que solía trabajar unido por tratarse de una clase con un número dispar de alumnos. Cabe destacar que también se hacían cambios de parejas, de manera que todos los estudiantes entraban en contacto con el resto de compañeros. Esto influyó bastante en la dinámica de la clase, ya que había mucha movilidad e interacción tanto por parte del profesor como por parte de los alumnos. Además, se les permitía el uso de diccionarios, móviles, aplicaciones y demás recursos para poder hacer consultas e implicar la participación activa de los aprendices. Por lo que concierne a la evaluación, esta se realizaba durante la mayoría de las actividades que se llevaban a cabo durante las sesiones. En los datos recogidos, se observa que en varias ocasiones el profesor hacía uso de la técnica de seguimiento del monitoreo para evaluar el rendimiento de los aprendices y, así, poder resolver las dudas que surgieran, poder aconsejar y comprobar si habían entendido correctamente la actividad.
El profesor desarrollaba algunas de las tareas que extraía del libro, por tanto, el objetivo fue el de impartir las tareas que se presentaban en el manual didáctico que utilizaron durante el curso. El profesor debió ceñirse a las secuencias didácticas que se planteaban en el libro por normativa del centro. No obstante, adaptó algunas actividades cuando lo creyó necesario en función del grupo y omitió otras. Como es bien sabido, las actividades deben tener un objetivo, es decir, se tiene que saber para qué se hace una actividad y no otra. De los varios objetivos encontrados en los datos de las observaciones, se aprecian diferentes objetivos. Se presentaron actividades para practicar la interacción oral, la expresión escrita y la comprensión lectora. Además, se introdujeron algunos temas mediante la presentación del lenguaje que se iba a practicar en las tareas sucesivas, se propusieron ejercicios de rellenahuecos, de práctica de vocabulario y otros de machaque con el fin de aprender algunas reglas gramaticales. La mayoría de los objetivos se lograron mediante la combinación de distintas destrezas. Por ejemplo, se desarrollaron tres actividades que trataban el tema de la biografía, es decir, los alumnos tenían que aprender a saber hablar sobre los acontecimientos sucedidos en sus propias vidas. Primero, a partir de la historia incompleta que se cuenta mediante imágenes en la actividad, los estudiantes debían comprender la historia (comprensión lectora) y completarla individualmente. El profesor señalaba el vocabulario que servía para contar los acontecimientos de una biografía. También promovía el uso de conectores y trataba el ámbito cultural. Seguidamente, se procedió a la realización de otra actividad relacionada con la anterior donde tenían que ordenar cronológicamente los acontecimientos que se presentaban en las imágenes del libro, así pues, pudieron emplear el vocabulario aprendido previamente. Por último, en grupos tuvieron que comentar el acontecimiento más importante y el menos importante explicando las razones desde su punto de vista (interacción oral).
Algunos aspectos didácticos interesantes que ocurrieron a lo largo de las sesiones fueron el uso de la traducción del español a la lengua materna de cada alumno (siempre que la traducción la iniciaran los alumnos) y la valoración de los aspectos positivos, tanto de las producciones orales, como de la expresión escrita. En cuanto a la primera, el profesor tradujo oralmente las palabras o expresiones que algunos de los alumnos no conocían en español, lo que agilizó la dinámica de clase, ya que no se detenía a explicarlas en español. Esta acción siempre estuvo precedida por el intento de traducción por parte del estudiantado. En relación a la segunda, el docente apoyó las decisiones acertadas de los alumnos con expresiones orales como «¡muy bien!» o «¡perfecto!», algo que podría servir de motivación para que los aprendices continuaran poniéndose a prueba con la producción del lenguaje meta. Destaca un momento en el que el profesor anotó una frase dicha por una alumna y la escribió junto a otras en la pizarra como ejemplos de expresiones que podían utilizar en ese contexto.
La mayoría de actividades desarrolladas comprendieron un intervalo de tiempo de entre 5 a 20 minutos, dependiendo del contenido y dificultad. Cabe destacar que se sobrepasó esta media en las actividades de complejidad relativamente alta, de hecho, las que llegaron hasta a los 45 minutos o, incluso, más de 60 minutos, constaban de una secuencia de actividades llevadas a cabo con distintas dinámicas para dar cambios de ritmos a la clase. Se puede observar en los datos recopilados que el día 15/11/17 las últimas tres actividades se suceden de forma encadenada, llegando de esta manera a la hora y media de duración. En primer lugar, los alumnos distribuidos en parejas tuvieron que hacerse preguntas personales y generales, anotando toda la información recibida (30 minutos). En segundo lugar, individualmente redactaron la información como si fuera una biografía de un personaje famoso. En tercer lugar, en clase abierta, cada alumno tuvo que compartir en voz alta la biografía realizada y se realizó una votación para ver cuál era la más divertida.     
Un aspecto que se tuvo en cuenta también es la rutina que se solía mantener a lo largo de las sesiones. A través de los warmers para empezar la lección, la repetición de actividades en distintos contenidos y el descanso de media hora aportaron orden y permitieron tener una estructura bastante familiar y sistemática.
Con respecto a la posición del profesor, se observó su manera de comportarse en el aula cuando se desarrollaban las actividades. En la mayoría de los casos comprobamos que el profesor se movió por el aula y adoptó algunas posturas de acuerdo con determinados fines. Durante la explicación de las instrucciones solía ponerse cerca de la pizarra (recurrió a ella en varias ocasiones) frente a los alumnos, de pie o sentado. Tras explicar las instrucciones, el docente se aproximaba a los pupitres, uno por uno, para resolver dudas. Por regla general, monitoreó la clase partiendo de un extremo y terminando en el otro, dibujando una “U”. Cuando alguien necesitaba ayuda, el profesor solía acercarse y agacharse, poniéndose a la altura del alumno (sentado), para interactuar y resolver la duda.

Escuela Mediterráneo

En la Escuela Mediterráneo las actividades que realizaron fueron aproximadamente 20. Una cifra inferior con respecto a la IH, puesto que el número total de horas observadas fueron solamente 6 y, por tanto, se obtuvieron menos datos. Cada sesión duró 2 horas. Las sesiones estaban compuestas, básicamente, por ejercicios y algunas tareas. En general, fueron breves, concisas y se produjeron de forma entrelazada, es decir, una tras otra y conectadas entre sí. Las actividades que se llevaron a cabo giraron en torno a dos temas diferentes: expresiones del entorno médico y las partes y momentos del día. La segunda sesión que se llevó a cabo se basó en la corrección de un examen que habían hecho la semana anterior.
Las actividades se solían llevar a cabo individualmente y en parejas. A continuación se exponen las dinámicas estándar que se adoptaron. En algunas ocasiones los estudiantes formaban grupos de hasta tres componentes, a excepción de una actividad en la que se dividió la clase en dos grupos equilibrados. Esta actividad fue una actividad especial, ya que se realizó fuera del aula. La profesora ordenó salir de clase y trasladar el espacio didáctico al comedor, justo en frente del aula. El nuevo espacio carecía de materiales escolares, por lo que la profesora trasladó los que había dentro del aula. De esta manera el nuevo espacio quedó adaptado para que la actividad se desarrollara.
La primera sesión observada en la escuela se realizó a partir de una petición de dos alumnas para aprender expresiones relacionadas con el contexto médico, es decir, las expresiones que se podrían utilizar durante una visita al hospital. Por tanto, el tema del que iba a tratar la sesión era ajeno al libro. La profesora preparó el material de la sesión, extrayéndolo de bibliografía complementaria (Anexo). Propuso unos ejercicios que tuvieron que resolver los estudiantes, que también tuvieron que inferir los síntomas que se presentaban en una ficha mediante la comunicación no verbal. Las dinámicas, en general, solían ser de clase abierta al comienzo de la sesión. Más tarde, a medida que se iban proponiendo actividades y ejercicios, las dinámicas pasaban a ser individuales o por parejas. Las actividades solían realizarse por clase abierta al principio. A medida que se desarrollaban, se adoptaba una dinámica individual, en ciertas ocasiones por parejas, y se observan algunas realizadas en clase abierta para la puesta en común y para contestar las preguntas que hacía la profesora.  Las sesiones comenzaban con una pequeña actividad de rompehielos que sirviera de recordatorio de lo tratado en la sesión anterior. A continuación, se realizaban generalmente actividades que comenzaban con una dinámica individual y terminaban resolviéndose en clase abierta.
Tal y como se ha comentado anteriormente, algunas sesiones se dedicaron a resolver dudas o a corregir exámenes. Los objetivos que se observan en los datos recogidos por los tres observadores, teniendo en cuenta que dos de las tres sesiones no siguieron lo indicado en el libro (una por la petición de una alumna y la otra por la corrección de un examen), indican que se enfocaron principalmente en las necesidades de los alumnos. En el cómputo global, tan solo una sesión se dedicó íntegramente a realizar actividades del capítulo que estaban tratando en el libro. Además, para favorecer su realización exitosa, tal y como se propone en el Marco Común Europeo de Referencia (2002), adaptaba las tareas según el grado de dificultad que presentaban. Así conseguía que los alumnos las pudieran realizar con éxito al ser más apropiadas para su nivel.
Las actividades tenían una duración de tiempo breve, de 5 a 15 minutos, debido a que cada sesión duraba 2 horas con un descanso de 15 minutos tras la primera hora de clase. Es necesario recordar que la segunda sesión observada se dedicó a la corrección de un examen, por lo tanto, el tiempo empleado para corregir en clase abierta todas las pruebas llegó aproximadamente a los 50 minutos, es decir,  toda la primera parte de la sesión. En la segunda, se invirtió el tiempo, en primer lugar, en una presentación de gramática de las preposiciones que lleva el verbo ir, y en segundo lugar, a partir de la actividad previa se realizó una actividad grupal fuera del aula.      
Otro aspecto objeto de análisis fue la posición del profesor. Su posición dentro del aula era frente a los alumnos, de pie, la mayor parte del tiempo, anotando conceptos y ejemplos en la pizarra. Cuando los aprendices se encontraban realizando alguna actividad, la profesora se aproximaba a los pupitres para dar indicaciones o resolver dudas. Su posición en ese momento era agachada, junto al pupitre, para adoptar la altura del alumno sentado.

Conclusión

Durante estas dos semanas de prácticas de observaciones hemos tenido la oportunidad de presenciar clases de español como lengua extranjera in situ. Tras el análisis de datos desarrollado por los tres observadores, podemos comprobar cómo ciertos aspectos de la enseñanza cobran especial interés durante las horas de docencia.
Teniendo en cuenta que siempre hemos de tener presente el objetivo para el cual se propone una actividad, observamos cómo ese factor determina un conglomerado de detalles. Esto sucede tanto a la hora de introducir e instruir en dicha actividad, como cuando esta se está llevando a cabo. Son varios los elementos a tener en cuenta y que debemos de adaptar de una u otra forma, dependiendo de las necesidades y niveles de nuestros alumnos. Entre ellos se encuentran las dinámicas, la posición del profesor, el lenguaje no verbal, el tiempo, etc.
Un factor muy importante en la elaboración de cualquier actividad, es el tiempo. Siempre debemos tener presentes la cantidad de tiempo del que disponemos en nuestras clases para poder distribuir de forma efectiva los distintos ejercicios, así como como la dedicación que otorgamos a cada unidad y a cada alumno.
En las prácticas, observamos cómo el lenguaje no verbal puede ser un elemento realmente valioso en el aula. No es de extrañar que, sobre todo en los niveles elementales, este recurso sea realmente significativo, pues ayuda a los estudiantes a seguir el ritmo de la clase y a volver a conectar en caso de haberse perdido en una explicación.
Por último, quisiera destacar la importancia de centrarnos en los intereses y necesidades de los alumnos. Nunca debemos olvidar que la enseñanza debe estar bien contextualizada para una mayor involucración y aceptación de conocimientos por parte del alumno. Por ese motivo, unos estudiantes que viven en un país hispanohablante, necesitan conocer cierto vocabulario y expresiones específicas para poder desenvolverse de forma cómoda en un ambiente concreto. Si nuestros alumnos nos preguntan por un tema en específico, dentro de nuestras posibilidades y de las necesidades del curso, tendremos que adaptar la clase para obtener esos objetivos. Esto conseguirá que nuestros alumnos se vean más motivados por la cercanía al tema tratado, desembocando en un aumento de la motivación y la involucración en el aula.

En definitiva, estas observaciones nos han permitido mejorar en nuestras capacidades didácticas. Además, hemos podido comprobar cómo la creación de un ambiente cómodo, con unas actividades basadas en las necesidades de los alumnos y adaptadas a su nivel, permite que los estudiantes se vean motivados en el aprendizaje de la lengua española. Esto, finalmente, se traduce como una influencia positiva en su educación.

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