Introducción
Este trabajo ha sido realizado por tres estudiantes de
primero de máster de Formación de
Profesores de Español como Lengua Extranjera, Ismael Bernabé, Maurizio
Salvatore Idili y Francisco Javier Cano Mora. La introducción y el cuerpo del
trabajo han sido realizados de forma grupal. En cambio, las conclusiones son
individuales. El estudio consistió en la observación de clases de español para
extranjeros (ELE) de forma presencial. En él, se llevó a cabo un análisis de un
total de 18 horas de observación en dos centros de idiomas de la ciudad de
Barcelona (España). En el transcurso de las clases, se clasificaron datos
referentes a las actividades impartidas, sus objetivos, las diferentes
dinámicas de desarrollo, la posición del profesor, el tiempo empleado y
anotaciones relevantes sobre lo observado. Las observaciones, por tanto, se
centraron en la toma de notas de estos aspectos durante el desarrollo de cada
una de las sesiones de lengua española para extranjeros. A lo largo de este
trabajo, se agruparán todos los datos adquiridos con el objetivo de analizarlos
desde un punto de vista académico, para que sirvan como instrumento de reflexión
y mejora para nuestras capacidades de enseñanza de ELE.
Elección y justificación del tema: objeto de
estudio
El hecho de poder analizar desde una perspectiva académica
las clases de un profesor de español para extranjeros fue una oportunidad única
para poder adquirir conocimientos,
aprender y mejorar nuestras capacidades de enseñanza. Por ello, quisimos
sacar el máximo rendimiento centrando nuestro objetivo de análisis en las
dinámicas. Esto conlleva a observar y analizar no solo los trabajos que se
llevan a cabo, sino la forma en la que se desarrollan, así como su finalidad.
Además, permite comprobar el impacto que causan en el aprendizaje, dependiendo
del nivel lingüístico, la motivación, adaptación cultural y percepción del
mundo de los distintos alumnos. Por tanto, el principal punto de interés para
el estudio, fue la resolución de la pregunta referente a cómo las distintas
actividades y dinámicas afectaron en la fluidez y evolución de la clase en
general, y al aprendizaje de los alumnos en particular.
Como se verá más adelante, los apuntes se estructuraron
atendiendo a una clasificación que se ajustara a responder a la pregunta
planteada. Para ello, se consideró imprescindible no solo centrar el estudio en
los datos generales, sino que se analizaron características de las clases de
ELE, tales como el tiempo, los enfoques, la posición del profesor o las
herramientas utilizadas, entre otras. Todas estas particularidades no pueden
ser obviadas en el estudio, ya que repercuten directamente en todo el
desarrollo de la actividad y de la clase, así como en la actitud de los alumnos
hacia el idioma. Toma especial importancia la información recabada sobre los
objetivos de las actividades, pues todo el proceso de la actividad, desde su
creación hasta su ejecución, se basará en cumplir esa meta, teniendo siempre en
cuenta el nivel y los conocimientos previos de los estudiantes.
Las observaciones tuvieron lugar en dos escuelas de idiomas
en la ciudad de Barcelona. En primer lugar, se asistió al centro International House, con un total de 12
horas, repartidas en 3 sesiones de 4 horas cada una. La segunda clase se
impartió en la Escuela Mediterráneo.
Esta última consistió en un total de 6 horas repartidas en 3 sesiones de 2
horas. De las observaciones realizadas en las dos escuelas, se analizará, por
un lado el nivel de referencia del curso (en ambos casos nivel A2), el papel de
los alumnos y su procedencia y, por otro lado, los aspectos referentes al aula:
materiales, el manual utilizado en el curso y el horario seguido.
Primera semana: International House
En International House
(IH) el curso al que se asistió como
observadores fue una clase de español elemental A2. El primer día de
observaciones coincidió con el inicio del curso, de hecho, el grupo todavía no
se había formado y los alumnos iban incorporándose a clase a medida que iban
pasando los tests de niveles previos. La clase estuvo formada la mayoría del
tiempo por 9 alumnos con edades comprendidas entre los 20 y los 40 años, de
nacionalidades diversas (Japón, China, Suecia, Alemania, Brasil y Hungría). De
todos ellos, algunos acumulaban menos horas de aprendizaje de español que
otros, debido a diferencia de horarios y cursos a los que habían asistido.
En cuanto al espacio físico del aula, era lo suficientemente
grande como para albergar a un grupo de unos 15 alumnos. La disposición de los
pupitres formaba una «U» delante del profesor. Los observadores se situaron
juntos en el fondo de la clase, detrás de los estudiantes. El aula disponía de
diversas herramientas que complementaban la enseñanza del profesor, tales como
una pizarra blanca para rotuladores, un ordenador con proyector, unos
altavoces, una mesa del profesor y varios pósteres con enseñanzas didácticas
colgados en las paredes laterales.
Por último, el libro utilizado en la clase fue Aula
2 (Nueva edición) de Corpas, Garmendia y Soriano (2013). Durante los tres días de sesiones se
trabajó la unidad 2, además de otras actividades no presentes en el método. En
cuanto al horario de las sesiones, fue de mañana, durante cuatro horas, con un
descanso de media hora tras las dos primeras.
Segunda semana: Escuela Mediterráneo
La segunda sesión de observaciones tuvo lugar en la Escuela Mediterráneo. Aquí también se
impartieron clases de nivel A2 y algunos alumnos acumulaban más horas de
estudio de español que otros, debido a que algunos de ellos participaban en
clases intensivas de conversación y de gramática. Por tanto, el número de
alumnos variaba de acuerdo a esas clases adicionales. La edad de los
aprendientes estaba comprendida entre los 19 y los 50, pero la mayoría eran
jóvenes de hasta 30 años. Su procedencia era también muy heterogénea. Se
encontraban alumnos procedentes de Paises Bajos, Francia, Pakistán, Rusia,
Austria, Líbano y Brasil.
El aula, donde se impartían las clases, se extendía
horizontalmente en forma de rectángulo estrecho. Los alumnos se situaban en una
única línea de pupitres frente a la profesora. Los observadores se situaron en
la entrada de la clase, es decir, junto a la puerta de entrada, en uno de los
extremos del rectángulo que formaba la clase. Los pupitres eran individuales.
Al igual que en las observaciones anteriores, había una pizarra blanca,
rotuladores de pizarra, un ordenador, un proyector y altavoces, además de
pósteres educativos que decoraban las paredes. Junto a ellos, colgaban de las
paredes trabajos que habían realizado en actividades anteriores, puesto que de
esta forma, parafraseando a la profesora, se promueve el aprendizaje de los
contenidos didácticos estudiados y, así, podían servir de consulta en cualquier
momento.
El libro utilizado fue Aula
1 (nueva edición) de Corpas, García y Garmendia (2013). Este libro estaba
dirigido para niveles básicos de A1 pero, a pesar de que el curso era un A2, la
profesora indicó que los alumnos necesitaban retomar ciertos temas para
consolidar algunos conocimientos gramaticales y lingüísticos. Además de seguir
el plan docente del manual, se realizaron gran cantidad de actividades ajenas
al libro. Las tres sesiones observadas se realizaron al medio día y cada una de
ellas constaba de dos horas de clase y un descanso de 15 minutos pasada la
primera hora.
La recogida de datos se realizó mediante su anotación en
unas parrillas elaboradas previamente a las observaciones. Las parrillas fueron
completadas por cada uno de los observadores de forma individual y subjetiva.
Por este motivo, el número de actividades y las anotaciones podrían variar
levemente de una muestra a otra. Cada uno de los informes queda reflejado en el
Anexo de este trabajo.
El documento reflejaba una tabla de 6 columnas y cinco filas
por cada cada página. Los datos que se recogieron fueron los siguientes:
actividad (término utilizado para hacer referencia al trabajo realizado en
clase), objetivo, dinámica, posición del profesor, tiempo y observaciones.
Debido a la longitud de la información recogida, se necesitaron varias hojas,
de modo que los datos recogidos de algunas actividades podrían empezar en la
primera hoja y terminar en la segunda. A continuación se muestra un ejemplo
representativo de la tabla (Anexo):
Actividad
|
Objetivo
|
Dinámica
|
Posición del profesor
|
Tiempo
|
Observaciones
|
|
|
|
|
|
|
En la primera columna se recopilaron los tipos de
actividades que el/la profesor/a llevaba a cabo (warmer, rompehielos, ejercicios de machaque, etc.). En la
segunda columna se señaló el objetivo de cada actividad. En la siguiente
columna se recogieron los datos sobre las dinámicas con la que se desarrollaban
estas actividades (en parejas, en grupo, clase abierta, individual). A
continuación, se analizaba la posición del profesor durante el desarrollo de
las actividades. Al finalizar la actividad se tenía en cuenta su duración, que
también quedó reflejada. Por último, se añadieron observaciones adicionales.
Tras haber definido el objeto de estudio y haber presentado
el desarrollo del trabajo, procedemos ahora a analizar los datos recabados de
forma conjunta. Este análisis fue una puesta en común de todos los datos
recogidos por los tres observadores, por lo que aquí se presenta es un análisis
conjunto de los resultados de las tres fichas, realizadas individualmente.
International
House
Por lo que a la IH respecta, teniendo en cuenta los datos de
los tres observadores, el total de actividades recogidas fue aproximadamente de
48. Es un dato relativamente importante, ya que de ahí extrajimos distintos
datos y analizamos las dinámicas con que se desarrollaron dichas actividades.
El número medio de actividades llevadas a cabo por día fueron alrededor de 14,
las cuales estaban compuestas básicamente por ejercicios y tareas. Algunos de
ellos destacaron por su especificidad o importancia académica.
Como ya se ha mencionado anteriormente en el apartado 3, la
primera clase observada coincidió con el inicio del curso. El profesor propuso
una actividad de rompehielos, en clase abierta, para conocer a los nuevos
aprendices y para que se conocieran entre ellos. Con esta técnica, el profesor
se asegura que los alumnos se encuentren con un ambiente propicio para el
trabajo. Sucesivamente, se llevaron a
cabo otras pequeñas actividades y ejercicios para conocerse entre todos: a
partir de un ejemplo que proponía el profesor, los alumnos iban formulando
preguntas e interactuando entre ellos. En general, las dinámicas adoptadas
solían tener este procedimiento: primero, la actividad se proponía de forma
individual; luego, se compartían las opiniones o resultados en parejas; y, por
último, se hacía una puesta en común en clase abierta. El profesor, durante el
desarrollo de las actividades de rompehielos
también se involucraba en la clase, es decir, también participaba en la
actividad que proponía. Por ejemplo, si se trataba de describir la ciudad de
procedencia de cada alumno, el profesor describía primero su ciudad para que
los demás tuviesen un referente a partir del cual comenzar su discurso
individual.
Las actividades, en determinadas ocasiones se realizaban en
grupos de tres miembros, pero la mayor parte del tiempo se desarrollaban en
parejas, a excepción de un grupo de 3 miembros que solía trabajar unido por
tratarse de una clase con un número dispar de alumnos. Cabe destacar que
también se hacían cambios de parejas, de manera que todos los estudiantes
entraban en contacto con el resto de compañeros. Esto influyó bastante en la
dinámica de la clase, ya que había mucha movilidad e interacción tanto por
parte del profesor como por parte de los alumnos. Además, se les permitía el uso
de diccionarios, móviles, aplicaciones y demás recursos para poder hacer
consultas e implicar la participación activa de los aprendices. Por lo que
concierne a la evaluación, esta se realizaba durante la mayoría de las
actividades que se llevaban a cabo durante las sesiones. En los datos
recogidos, se observa que en varias ocasiones el profesor hacía uso de la
técnica de seguimiento del monitoreo para evaluar el rendimiento de los
aprendices y, así, poder resolver las dudas que surgieran, poder aconsejar y
comprobar si habían entendido correctamente la actividad.
El profesor desarrollaba algunas de las tareas que extraía
del libro, por tanto, el objetivo fue el de impartir las tareas que se
presentaban en el manual didáctico que utilizaron durante el curso. El profesor
debió ceñirse a las secuencias didácticas que se planteaban en el libro por
normativa del centro. No obstante, adaptó algunas actividades cuando lo creyó
necesario en función del grupo y omitió otras. Como es bien sabido, las
actividades deben tener un objetivo, es decir, se tiene que saber para qué se
hace una actividad y no otra. De los varios objetivos encontrados en los datos
de las observaciones, se aprecian diferentes objetivos. Se presentaron
actividades para practicar la interacción oral, la expresión escrita y la
comprensión lectora. Además, se introdujeron algunos temas mediante la
presentación del lenguaje que se iba a practicar en las tareas sucesivas, se
propusieron ejercicios de rellenahuecos, de práctica de vocabulario y otros de
machaque con el fin de aprender algunas reglas gramaticales. La mayoría de los
objetivos se lograron mediante la combinación de distintas destrezas. Por
ejemplo, se desarrollaron tres actividades que trataban el tema de la
biografía, es decir, los alumnos tenían que aprender a saber hablar sobre los
acontecimientos sucedidos en sus propias vidas. Primero, a partir de la
historia incompleta que se cuenta mediante imágenes en la actividad, los
estudiantes debían comprender la historia (comprensión lectora) y completarla
individualmente. El profesor señalaba el vocabulario que servía para contar los
acontecimientos de una biografía. También promovía el uso de conectores y
trataba el ámbito cultural. Seguidamente, se procedió a la realización de otra
actividad relacionada con la anterior donde tenían que ordenar cronológicamente
los acontecimientos que se presentaban en las imágenes del libro, así pues,
pudieron emplear el vocabulario aprendido previamente. Por último, en grupos
tuvieron que comentar el acontecimiento más importante y el menos importante
explicando las razones desde su punto de vista (interacción oral).
Algunos aspectos didácticos interesantes que ocurrieron a lo
largo de las sesiones fueron el uso de la traducción del español a la lengua
materna de cada alumno (siempre que la traducción la iniciaran los alumnos) y
la valoración de los aspectos positivos, tanto de las producciones orales, como
de la expresión escrita. En cuanto a la primera, el profesor tradujo oralmente
las palabras o expresiones que algunos de los alumnos no conocían en español,
lo que agilizó la dinámica de clase, ya que no se detenía a explicarlas en
español. Esta acción siempre estuvo precedida por el intento de traducción por
parte del estudiantado. En relación a la segunda, el docente apoyó las
decisiones acertadas de los alumnos con expresiones orales como «¡muy
bien!» o «¡perfecto!», algo que podría servir de motivación para que
los aprendices continuaran poniéndose a prueba con la producción del lenguaje
meta. Destaca un momento en el que el profesor anotó una frase dicha por una alumna
y la escribió junto a otras en la pizarra como ejemplos de expresiones que
podían utilizar en ese contexto.
La mayoría de actividades desarrolladas comprendieron un
intervalo de tiempo de entre 5 a 20 minutos, dependiendo del contenido y
dificultad. Cabe destacar que se sobrepasó esta media en las actividades de
complejidad relativamente alta, de hecho, las que llegaron hasta a los 45
minutos o, incluso, más de 60 minutos, constaban de una secuencia de
actividades llevadas a cabo con distintas dinámicas para dar cambios de ritmos
a la clase. Se puede observar en los datos recopilados que el día 15/11/17 las
últimas tres actividades se suceden de forma encadenada, llegando de esta
manera a la hora y media de duración. En primer lugar, los alumnos distribuidos
en parejas tuvieron que hacerse preguntas personales y generales, anotando toda
la información recibida (30 minutos). En segundo lugar, individualmente
redactaron la información como si fuera una biografía de un personaje famoso.
En tercer lugar, en clase abierta, cada alumno tuvo que compartir en voz alta
la biografía realizada y se realizó una votación para ver cuál era la más
divertida.
Un aspecto que se tuvo en cuenta también es la rutina que se
solía mantener a lo largo de las sesiones. A través de los warmers para empezar la lección, la repetición de actividades en
distintos contenidos y el descanso de media hora aportaron orden y permitieron
tener una estructura bastante familiar y sistemática.
Con respecto a la posición del profesor, se observó su
manera de comportarse en el aula cuando se desarrollaban las actividades. En la
mayoría de los casos comprobamos que el profesor se movió por el aula y adoptó
algunas posturas de acuerdo con determinados fines. Durante la explicación de
las instrucciones solía ponerse cerca de la pizarra (recurrió a ella en varias
ocasiones) frente a los alumnos, de pie o sentado. Tras explicar las
instrucciones, el docente se aproximaba a los pupitres, uno por uno, para
resolver dudas. Por regla general, monitoreó la clase partiendo de un extremo y
terminando en el otro, dibujando una “U”. Cuando alguien necesitaba ayuda, el
profesor solía acercarse y agacharse, poniéndose a la altura del alumno
(sentado), para interactuar y resolver la duda.
Escuela
Mediterráneo
En la Escuela Mediterráneo las actividades que realizaron
fueron aproximadamente 20. Una cifra inferior con respecto a la IH, puesto que
el número total de horas observadas fueron solamente 6 y, por tanto, se
obtuvieron menos datos. Cada sesión duró 2 horas. Las sesiones estaban
compuestas, básicamente, por ejercicios y algunas tareas. En general, fueron
breves, concisas y se produjeron de forma entrelazada, es decir, una tras otra
y conectadas entre sí. Las actividades que se llevaron a cabo giraron en torno
a dos temas diferentes: expresiones del entorno médico y las partes y momentos
del día. La segunda sesión que se llevó a cabo se basó en la corrección de un
examen que habían hecho la semana anterior.
Las actividades se solían llevar a cabo individualmente y en
parejas. A continuación se exponen las dinámicas estándar que se adoptaron. En
algunas ocasiones los estudiantes formaban grupos de hasta tres componentes, a
excepción de una actividad en la que se dividió la clase en dos grupos
equilibrados. Esta actividad fue una actividad especial, ya que se realizó
fuera del aula. La profesora ordenó salir de clase y trasladar el espacio
didáctico al comedor, justo en frente del aula. El nuevo espacio carecía de
materiales escolares, por lo que la profesora trasladó los que había dentro del
aula. De esta manera el nuevo espacio quedó adaptado para que la actividad se
desarrollara.
La primera sesión observada en la escuela se realizó a
partir de una petición de dos alumnas para aprender expresiones relacionadas
con el contexto médico, es decir, las expresiones que se podrían utilizar
durante una visita al hospital. Por tanto, el tema del que iba a tratar la
sesión era ajeno al libro. La profesora preparó el material de la sesión,
extrayéndolo de bibliografía complementaria (Anexo). Propuso unos ejercicios
que tuvieron que resolver los estudiantes, que también tuvieron que inferir los
síntomas que se presentaban en una ficha mediante la comunicación no verbal.
Las dinámicas, en general, solían ser de clase abierta al comienzo de la
sesión. Más tarde, a medida que se iban proponiendo actividades y ejercicios,
las dinámicas pasaban a ser individuales o por parejas. Las actividades solían
realizarse por clase abierta al principio. A medida que se desarrollaban, se
adoptaba una dinámica individual, en ciertas ocasiones por parejas, y se
observan algunas realizadas en clase abierta para la puesta en común y para
contestar las preguntas que hacía la profesora.
Las sesiones comenzaban con una pequeña actividad de rompehielos que
sirviera de recordatorio de lo tratado en la sesión anterior. A continuación,
se realizaban generalmente actividades que comenzaban con una dinámica
individual y terminaban resolviéndose en clase abierta.
Tal y como se ha comentado anteriormente, algunas sesiones
se dedicaron a resolver dudas o a corregir exámenes. Los objetivos que se
observan en los datos recogidos por los tres observadores, teniendo en cuenta
que dos de las tres sesiones no siguieron lo indicado en el libro (una por la
petición de una alumna y la otra por la corrección de un examen), indican que
se enfocaron principalmente en las necesidades de los alumnos. En el cómputo
global, tan solo una sesión se dedicó íntegramente a realizar actividades del
capítulo que estaban tratando en el libro. Además, para favorecer su
realización exitosa, tal y como se propone en el Marco Común Europeo de
Referencia (2002), adaptaba las tareas según el grado de dificultad que
presentaban. Así conseguía que los alumnos las pudieran realizar con éxito al
ser más apropiadas para su nivel.
Las actividades tenían una duración de tiempo breve, de 5 a
15 minutos, debido a que cada sesión duraba 2 horas con un descanso de 15
minutos tras la primera hora de clase. Es necesario recordar que la segunda
sesión observada se dedicó a la corrección de un examen, por lo tanto, el
tiempo empleado para corregir en clase abierta todas las pruebas llegó
aproximadamente a los 50 minutos, es decir,
toda la primera parte de la sesión. En la segunda, se invirtió el
tiempo, en primer lugar, en una presentación de gramática de las preposiciones
que lleva el verbo ir, y en segundo lugar, a partir de la actividad previa se
realizó una actividad grupal fuera del aula.
Otro aspecto objeto de análisis fue la posición del
profesor. Su posición dentro del aula era frente a los alumnos, de pie, la
mayor parte del tiempo, anotando conceptos y ejemplos en la pizarra. Cuando los
aprendices se encontraban realizando alguna actividad, la profesora se
aproximaba a los pupitres para dar indicaciones o resolver dudas. Su posición
en ese momento era agachada, junto al pupitre, para adoptar la altura del
alumno sentado.
Conclusión
Durante estas dos semanas de prácticas de observaciones
hemos tenido la oportunidad de presenciar clases de español como lengua
extranjera in situ. Tras el análisis
de datos desarrollado por los tres observadores, podemos comprobar cómo ciertos
aspectos de la enseñanza cobran especial interés durante las horas de docencia.
Teniendo en cuenta que siempre hemos de tener presente el
objetivo para el cual se propone una actividad, observamos cómo ese factor
determina un conglomerado de detalles. Esto sucede tanto a la hora de
introducir e instruir en dicha actividad, como cuando esta se está llevando a
cabo. Son varios los elementos a tener en cuenta y que debemos de adaptar de
una u otra forma, dependiendo de las necesidades y niveles de nuestros alumnos.
Entre ellos se encuentran las dinámicas, la posición del profesor, el lenguaje
no verbal, el tiempo, etc.
Un factor muy importante en la elaboración de cualquier
actividad, es el tiempo. Siempre debemos tener presentes la cantidad de tiempo
del que disponemos en nuestras clases para poder distribuir de forma efectiva
los distintos ejercicios, así como como la dedicación que otorgamos a cada
unidad y a cada alumno.
En las prácticas, observamos cómo el lenguaje no verbal
puede ser un elemento realmente valioso en el aula. No es de extrañar que,
sobre todo en los niveles elementales, este recurso sea realmente
significativo, pues ayuda a los estudiantes a seguir el ritmo de la clase y a
volver a conectar en caso de haberse perdido en una explicación.
Por último, quisiera destacar la importancia de centrarnos
en los intereses y necesidades de los alumnos. Nunca debemos olvidar que la
enseñanza debe estar bien contextualizada para una mayor involucración y
aceptación de conocimientos por parte del alumno. Por ese motivo, unos
estudiantes que viven en un país hispanohablante, necesitan conocer cierto
vocabulario y expresiones específicas para poder desenvolverse de forma cómoda
en un ambiente concreto. Si nuestros alumnos nos preguntan por un tema en
específico, dentro de nuestras posibilidades y de las necesidades del curso,
tendremos que adaptar la clase para obtener esos objetivos. Esto conseguirá que
nuestros alumnos se vean más motivados por la cercanía al tema tratado,
desembocando en un aumento de la motivación y la involucración en el aula.
En definitiva, estas observaciones nos han permitido mejorar
en nuestras capacidades didácticas. Además, hemos podido comprobar cómo la
creación de un ambiente cómodo, con unas actividades basadas en las necesidades
de los alumnos y adaptadas a su nivel, permite que los estudiantes se vean motivados
en el aprendizaje de la lengua española. Esto, finalmente, se traduce como una
influencia positiva en su educación.
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